Alrededor del 13% de las lesiones graves son provocadas por contacto con partes móviles de maquinaria, de los que un porcentaje bastante alto de casos están relacionados con los taladros. Estos accidentes pueden ser evitados integrando una protección en los taladros.
Durante un tiempo considerable se usan las máquinas sin protecciones y el hecho de que no haya habido accidentes puede dar la sensación de que el lugar de trabajo es seguro. Se trata de una situación en la que el accidente simplemente está esperando a suceder. Cuando lo que puede ocurrir finalmente ocurre, un empleado acaba sufriendo en primera persona, independientemente de su habilidad o su experiencia.
Una reflexión sobre este tema: La costumbre y la práctica de la empresa se basa en la experiencia más que en la necesidad de la protección, confiando en los procedimientos comprobados y la formación adicional impartida, incluyendo el uso de frases como: “piense dos veces para actuar una”.
El accidente tiene costes ocultos (además del coste humano, de las multas y las costas de juicios), que no se suelen considerar: tiempo de inactividad, pérdida de producción, horas extras del sustituto, costes de gestión del accidente…Todos ellos pueden evitarse con la simple medida de instalar una protección adecuada.
El uso de los taladros sin protección lleva asociado el riesgo añadido al trabajar con guantes, pues bastantes accidentes ocurren al enredarse el guante en la broca no protegida, llegando a arrancar el dedo del operador si no llega a detener la máquina.
Se trata de accidentes con heridas graves, como cortes graves, amputación de dedos o fracturas de huesos, y que, además, suponen para las empresas multas elevadas (de 10 000 € a 20 000 € si se suman costes de juicio).
También están los casos de los enredos de partes de ropa del operador en la broca. En estos casos el brazo del operador impulsa su cuerpo de forma forzada hacia una postura que lo imposibilita para detener la máquina, y las consecuencias incluyen las fracturas múltiples y largos períodos de rehabilitación.
Este tipo de accidentes son bastante comunes y pueden evitarse con un resguardo de taladros. La evaluación de riesgos de la empresa debe detectar estas situaciones en los talleres y desembocar en la instalación de dichos dispositivos, que son relativamente económicos.
Las protecciones telescópicas son una forma sencilla y rentable de impedir el acceso a las partes peligrosas. Cuando el taladro no está funcionando el resguardo permite el acceso a la pieza, el porta-brocas y la broca. La mayoría de los accidentes con taladros se producen en la punta de la broca cuando está en su posición más alta y se está manipulando o fijando la pieza de trabajo. La protección de la broca (además del porta-brocas) puede facilitar así un alto nivel de protección sin obstruir la vista de la pieza de trabajo, sin interferir con la producción.
Los resguardos telescópicos son más eficaces para evitar accidentes derivados de
enredos, mientras que los resguardos móviles con enclavamiento reducen el daño en caso de accidente, por disparar de forma automática el paro del cabezal.
Existen también los modelos de resguardos combinados: telescópicos móviles con enclavamiento.
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