

Una reflexión sobre este tema: La costumbre y la práctica de la empresa se basa en la experiencia más que en la necesidad de la protección, confiando en los procedimientos comprobados y la formación adicional impartida, incluyendo el uso de frases como: “piense dos veces para actuar una”.

El uso de los taladros sin protección lleva asociado el riesgo añadido al trabajar con guantes, pues bastantes accidentes ocurren al enredarse el guante en la broca no protegida, llegando a arrancar el dedo del operador si no llega a detener la máquina.
Se trata de accidentes con heridas graves, como cortes graves, amputación de dedos o fracturas de huesos, y que, además, suponen para las empresas multas elevadas (de 10 000 € a 20 000 € si se suman costes de juicio).
También están los casos de los enredos de partes de ropa del operador en la broca. En estos casos el brazo del operador impulsa su cuerpo de forma forzada hacia una postura que lo imposibilita para detener la máquina, y las consecuencias incluyen las fracturas múltiples y largos períodos de rehabilitación.

Las protecciones telescópicas son una forma sencilla y rentable de impedir el acceso a las partes peligrosas. Cuando el taladro no está funcionando el resguardo permite el acceso a la pieza, el porta-brocas y la broca. La mayoría de los accidentes con taladros se producen en la punta de la broca cuando está en su posición más alta y se está manipulando o fijando la pieza de trabajo. La protección de la broca (además del porta-brocas) puede facilitar así un alto nivel de protección sin obstruir la vista de la pieza de trabajo, sin interferir con la producción.
Los resguardos telescópicos son más eficaces para evitar accidentes derivados de
enredos, mientras que los resguardos móviles con enclavamiento reducen el daño en caso de accidente, por disparar de forma automática el paro del cabezal.
Existen también los modelos de resguardos combinados: telescópicos móviles con enclavamiento.
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