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De sus principales conclusiones me han llamado la atención dos cosas muy significativas.
Primera, que los técnicos de prevención aprecien que la gestión de la prevención se realice de forma burocrática y sin sentido nos confirma lo que ya sabíamos que ocurre en nuestra cultura meridional europea: que en este tipo de asuntos que implican transformación de actitudes, los responsables tiran por el camino del medio, realizando el mínimo esfuerzo: aplicando la obligatoriedad como argumento básico de las acciones… acciones que así pierden el sentido.
Segunda: Dejan claro que los intereses de las empresas no están alineados con la prevención de riesgos. Dice mucho sobre el recurrente y prioritario enfoque en la productividad de muchas empresas, uno de cuyos síntomas es la deficiente formación en prevención de los empresarios que también refleja la encuesta.
Quisiera hacer una reflexión colateral : Parece que seguimos aún con la idea de que en España el oficio de prevencionista es tan 
Es de agradecer a los prevencionistas que hayan hecho públicas sus opiniones, y les agradeceremos que sigan haciéndolo para mejorar la prevención de accidentes.
