La Fiscalía General del Estado, en su memoria del 2015 informa que la siniestralidad laboral ha aumentado, invirtiéndose la tendencia bajista de los últimos años en España.
En resumen, en 2015, respecto al 2014:
- Los accidentes mortales han aumentado un 10%
- Los accidentes graves han aumentado un 3,6%
- Los accidentes leves han aumentado un 7%
En cambio, la Fiscalía incoó en 2015 un 9% menos de diligencias de investigación y las sentencias dictadas por los juzgados de lo penal fueron un 7% menos que en 2014 (*).
Este aumento de la siniestralidad es especialmente significativo porque rompe la tendencia bajista desde hace bastantes años en España.
En lugar de pretender encontrar las razones de la rotura de la tendencia, preferiría reflexionar sobre lo que se está haciendo en España para mejorar la seguridad laboral.
Recordemos que España fue rapidísima en implantar los métodos de gestión del riesgo en aplicación de la Ley de Prevención de riesgos laborales.
En mi opinión lo que se ha implantado tan rápidamente tiene muy poco de cultura y mucho de procedimientos introducidos obligatoriamente en una cultura de supervivencia preexistente y que pervive bajo una marea llamada prevención constituida por textos legales, innumerables instrucciones técnicas, y algunos nuevos puestos de trabajo (a menudo con titulación y poca experiencia) que complican el trabajo productivo de las empresas.
Parece que de nuevo en España se hace lo que se debe pero no como se debería hacer: hemos adoptado las leyes y constituido las estructuras (demasiadas veces vistas como negocio) sin modificar nuestra cultura de seguridad, que es lo que nos llevaría por la senda de una constante mejora de las condiciones laborales.
(*) En su memoria la Fiscalía reclama más competencias para la Unidad especializada de siniestralidad laboral para permitir a esta Unidad sobrepasar el campo de la «sugerencia» al de la «orden» para una más efectiva aplicación de la norma.