Repensar

por | Dic 2, 2017 | Conceptos y diseño de seguridad | 0 Comentarios

¿Cuántas veces te has quedado atascado frente a un problema?

Como en todos los ámbitos de la actividad humana, en el diseño de la seguridad en máquinas debemos reconocer frecuentemente nuestra frustración ante la incapacidad de encontrar una solución satisfactoria a un problema.

En los cursos de seguridad en máquinas que imparto, cuando participamos de forma colectiva en el proceso de diseño de sistemas de seguridad, existe siempre un cierto número de personas que proponen diseños originales a problemas pertinaces que parecen no tener solución.

Estas personas resultan muy eficientes en el diseño de sistemas de seguridad, pues se enfocan de forma constante hacia la búsqueda de soluciones durante todo el ejercicio y frecuentemente llegamos a diseños muy satisfactorios.

No pueden evitar mirar soluciones porque está incluido en su actitud.

Al ser una actitud que da resultados satisfactorios, casi todos los integrantes de mis cursos acaban ensayando propuestas de soluciones de diseño, animados por la eficacia de los primeros en proponer soluciones, y creo que es una de las cosas de mayor valor que aprendemos en estos cursos.

Yo creo en un principio sencillo pero sólido: buscarse problemas es algo natural. Los seres humanos estamos biológicamente programados para ello. Siendo capaces de imaginar problemas y soluciones, los humanos tenemos cierta tendencia a entretenernos con los problemas, asumiendo demasiado frecuentemente una actitud compasiva e incluso indulgente hacia el problema, reduciendo así las probabilidades de dar con una solución.

Yo diría que centrarnos en el problema hace que tengamos veinte veces menos probabilidades de solucionarlo. Dar vueltas alrededor del problema hace que vayan apareciendo consecuencias y matices del problema que no se observaron a primera vista, consiguiendo un problema cada vez más grande.

Enfocarse en las soluciones, es el único método de resolver un problema, incluso de vernos en la necesidad de tener que escoger entre varias soluciones.

Dejar de obsesionarnos con un problema es el primer paso para solucionarlo.

Si un mal día nos atropella un atasco de problemas, en lugar de estresarnos contra lo inevitable, dejemos que reposen y afrontémoslos con la actitud correcta. Las soluciones acudirán a la cita.