Actualmente la mayoría de las máquinas incorporan sistemas de protección que permiten su funcionamiento seguro, pero ¿mantienen la seguridad en todas las circunstancias?

Si acompañamos al operador de una máquina durante su turno de trabajo, probablemente podremos ver cómo actúa si se atasca una pieza dentro de la cabina o se rompe un pallet, cómo limpia las partes críticas cuando cambia de producto, qué hace si se cae la tensión en mitad de un proceso, etc.

Es en la forma de resolver incidencias y en las características de las intervenciones manuales, donde se aprecia realmente la calidad del sistema de seguridad de una máquina.

En general, las situaciones especiales pueden requerir acciones especiales con la máquina movimiento en condiciones también especiales para su resolución.

Muchas máquinas tienen previsto un modo de funcionamiento manual o semiautomático para permitir realizar operaciones de ajustes, mantenimiento o simplemente para su limpieza de forma segura. Pero como estas operaciones especiales solo son realizables en condiciones de seguridad inferiores a las del uso habitual de la máquina presentan riesgos para el operador.

En la práctica, para realizar estas operaciones especiales, la máquina suele tener que realizar movimientos peligrosos con una protección abierta o un fotoeléctrico inactivo: funcionar en condiciones particulares durante la ejecución del trabajo.

Por ejemplo, para la limpieza de rodillos en movimiento, la localización de causas de defectos en el producto, o la comprobación de reparaciones, se necesita acceder a las zonas peligrosas con el movimiento en marcha.

¿Qué hacemos en estos casos para garantizar la seguridad de los trabajadores?

¿Qué medidas de seguridad establecemos que reduzcan el riesgo a un nivel aceptable?

Una medida básica y efectiva consiste en reducir la velocidad del movimiento peligroso, de forma que la lentitud de los movimientos permita anticiparnos al posible accidente.

Aquí nos enfrentamos al problema de determinar el valor de una velocidad lenta o reducida de seguridad tal que permita realizar la operación especial en la máquina, para que el operador pueda anticipar su respuesta ante la situación peligrosa, y eludir así el accidente.

Naturalmente no existe un valor común de velocidad de seguridad para  todas las máquinas y todas las operaciones especiales.

Como punto de partida, podemos orientarnos conociendo los valores de velocidad reducida de seguridad que se encuentren ya establecidas en las normas europeas de seguridad en máquinas.

Nos será de gran ayuda saber qué rangos de velocidad se consideran seguros en movimientos peligrosos similares a los de nuestra máquina en cuestión.

Por ejemplo, la velocidad lenta de seguridad admitida para operaciones de ajustes en las prensas hidráulicas mientras se mantenga accionado un mando sensitivo es de menos de 10 mm/s.

En peligros de impacto o choque, como el brazo de un robot (haciendo abstracción del tipo de pinza que incorpore), la velocidad reducida máxima de seguridad podría estar entre 166 mm/s y 250 mm/s, siempre condicionando su movimiento al accionamiento consciente de un mando sensitivo.

Por ejemplo, en la norma de seguridad en sistemas de fabricación integrados, los  movimientos con peligro de cizallamiento o atrapamiento pueden tener velocidades iguales o inferiores a 33 mm/s si se combinan con un mando de acción mantenida.

Desde mi experiencia he visto que fabricante y usuario de la máquina pueden acordar, junto con un experto en seguridad, el valor de la velocidad lenta de seguridad para una operación concreta.

Desde Safework materializamos las aplicaciones de la normativa de seguridad a las máquinas reales.